geoestrategia.es

La retirada de las tropas americanas de Alemania es el primer paso que da Berlín hacia la independencia política de los EE.UU.

Por Elespiadigital
x
infoelespiadigitales/4/4/19
martes 07 de julio de 2020, 23:15h

Alemania siempre ha sido uno de los países líderes de Europa en casi todos los indicadores económicos. Hoy en día, según el NASDAQ, es la cuarta economía más grande del mundo (después de Estados Unidos, China y Japón) con un PIB de 3,86 billones de dólares (1). Debido a su potencial económico, Alemania siempre ha sido interesante como aliado y socio geopolítico.

Redacción

 

 

Alemania siempre ha sido uno de los países líderes de Europa en casi todos los indicadores económicos. Hoy en día, según el NASDAQ, es la cuarta economía más grande del mundo (después de Estados Unidos, China y Japón) con un PIB de 3,86 billones de dólares (1). Debido a su potencial económico, Alemania siempre ha sido interesante como aliado y socio geopolítico.

Tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania fue dividida en dos zonas de ocupación - la RDA (bajo control de la Unión Soviética) y la RFA (bajo la administración americana, francesa y británica), convirtiéndose así en la línea divisoria de toda Europa. Ya cuatro años después del fin de la guerra, el 4 de abril de 1949, los Estados Unidos establecieron la OTAN, un proyecto cuyo objetivo oficial era "mejorar la estabilidad y la prosperidad en la región del Atlántico Norte". Pero en realidad, la Alianza de Atlántico Norte se creó para reforzar la influencia americana en Europa y para "protegerla de la influencia soviética", como declaró recientemente en su artículo (2) de forma clara Anders Fogh Rasmussen, exsecretario general de la Alianza.

Seis años más tarde, en 1955, por iniciativa de Washington, la República Federal de Alemania fue admitida en la OTAN en el marco de la segunda ampliación, lo que agravó seriamente la situación internacional. Esta atención de Estados Unidos a Alemania se explica por el hecho de que la Casa Blanca estaba decidida a una "nueva ocupación" del país: en aquel momento en el Pentágono Alemania se consideraba el principal trampolín de Europa, ya que en su territorio se daban todas las condiciones necesarias para la creación de una moderna infraestructura militar de las fuerzas armadas conjuntas de la OTAN.

Según el gobierno alemán, al final de la Guerra Fría en Alemania se encontraba el mayor número de soldados americanos - más de 200 mil personas - lo que es realmente muy similar a la ocupación, pero bajo un nombre diferente y un pretexto plausible. Hoy en día, según varios datos, en Alemania se cuentan entre 35 y 39 mil soldados americanos (3). Al mismo tiempo, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la presencia de 52.000 soldados estadounidenses en territorio alemán (4), lo que representa una ocasión para pensar en la posible ocultación deliberada por parte de Washington del número real de tropas estadounidenses, en particular en Alemania y en Europa en su conjunto.

También en el territorio de la República Federal de Alemania se ubican los cuarteles generales de los principales mandos militares de las fuerzas armadas de los Estados Unidos -Europeo y Africano- que controlan las fuerzas americanas, incluidos los vehículos aéreos no tripulados, que operan en Afganistán, Yemen, Siria y Libia. Todo ello convierte a Alemania en un participante involuntario en los combates del Asia Central, el Oriente Medio y África. Por lo tanto, son las ciudades alemanas con bases militares estadounidenses ubicadas allí, las que son objetivo de ataques de las fuerzas con las que los EE.UU. mantienen una lucha armada para defender exclusivamente sus intereses nacionales.

Por su parte, al principio de su mandato presidencial Donald Trump inició una política de presión sobre los "aliados" europeos de los Estados Unidos, exigiéndoles una mayor participación en la financiación de las actividades de la OTAN. Hace unos días él anunció que estaba dispuesto a retirar más de 9.000 militares de Alemania, supuestamente porque Berlín no había cumplido los requisitos para ser miembro de la alianza en lo que respecta a los pagos financieros al presupuesto del bloque político-militar (al menos el 2% del PIB nacional). Aparentemente todo esto encaja en la política de chantaje y presión ejercida por la parte americana contra los países europeos, y principalmente contra Alemania como "locomotora" de la economía europea. Este argumento resulta confirmado por la declaración del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien discutió el tema de la reducción de la presencia militar de EE.UU. en Europa con Donald Trump. Al mismo tiempo, según sus palabras (5), todavía no se ha tomado una decisión definitiva sobre la retirada de las tropas estadounidenses del territorio de Alemania, pero la presencia de las fuerzas armadas norteamericanas en Europa no sólo interesa a los Estados Unidos, sino también a la Unión Europea.

Es una muestra de que el gobierno alemán defiende sus intereses en este asunto de manera consistente y firme. Así, la embajadora de Alemania en los Estados Unidos, Emily Haber, declaró (6) que las tropas estadounidenses en Alemania no están para proteger su país, sino para proporcionar seguridad transatlántica y proyectar la fuerza militar hacia África y Asia en un sentido beneficioso. Sin embargo, el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, describe (7) las relaciones entre Washington y Berlín como "complicadas". Por lo tanto, los dirigentes militares y políticos de la República Federal de Alemania, recurriendo de forma correcta a las técnicas políticas y diplomáticas, dan a entender claramente a la Casa Blanca que no necesitan la "tutela militar" de los Estados Unidos.

Además, según los expertos, en la sociedad alemana aumenta el sentimiento antiamericano y cada vez hay más peticiones de revisión del formato de la cooperación entre los países. Según los analistas políticos alemanes, ultimamente las relaciones entre Berlín y Washington están hoy en su nivel más bajo, ya que el presidente estadounidense Donald Trump ve a Angela Merkel como su principal rival político en Europa. Por su parte, los representantes de la comunidad empresarial creen que la propia Alemania debe imponer sanciones a las empresas estadounidenses de energía y telecomunicaciones y aumentar los impuestos sobre los suministros de gas natural licuado procedente de los Estados Unidos.

No se requiere ninguna otra argumentación para el hecho de que en las relaciones germano-americanas el tiempo de lo políticamente correcto ha expirado. Europa se ve obligada a defenderse de la manera más contundente posible contra la interferencia prácticamente manifiesta de Washington en los asuntos internos de los estados europeos. Alemania no es una excepción y está tomando medidas prácticas para combatir la dictadura política de los Estados Unidos.