Nos encaminamos a una nueva esclavitud. Mayor, si cabe, a la de otros tiempos en que las espaldas desnudas recibían latigazos y los cuellos, tobillos y muñecas se sujetaban con grilletes, argollas y cadenas. Hoy, el hierro no es necesario. Existen otras tecnologías de la sujeción. Se trata de las tecnologías de la información, la comunicación y control.
El covid, el cambio climático y la guerra de Ucrania tienen dos cosas en común. Primero, que nuestros políticos defienden intereses extranjeros o supranacionales en perjuicio de los intereses de sus propios ciudadanos. Segundo, que los bien pagados medios de comunicación emprenden agresivas campañas de propaganda basadas en enormes mentiras hasta lograr que el test de virtud del buen ciudadano sea manifestar entre aspavientos una adhesión total a la consigna o un odio absoluto hacia el “enemigo” señalado.
Aumento de la esperanza de vida y total alfabetización de sus habitantes son algunos logros que destacan en los 44 años de vida de la Revolución Islámica de Irán.
Una vez que el cristianismo había perdido el abrumador poder ideológico y político que durante tantos siglos tuvo, la época de la Guerra Fría fue la época en la que por fin explotó sin tabúes la creencia en los extraterrestres. Dicho de otro modo: la segunda mitad del siglo XX supuso un renacer de las religiones secundarias o politeístas en detrimento de las religiones terciarias o monoteístas. Aunque éstas seguirían, pese a todo, conservando buena parte de su poder; incluso en el islam empezaría resurgir la ideología de la Yihad, no ya por la intervención de Alá sino por los hallazgos de los yacimientos petrolíferos que los propios musulmanes desconocían al ser descubiertos por enviados de las potencias cristianas.
En el actual contexto internacional, la política de máxima presión de EE.UU. y sus socios europeos junto al régimen israelí, representa una de las conductas más arteras y criminales de las últimas décadas.
Los leopardos españoles ni corren, ni cazan, ni rugen. Los leopardos españoles están afónicos, con los colmillos mellados y los andares patizambos. Como todas las engoladas y solemnes declaraciones del doctor Antonio,[1] sus gattopardos rampantes, esos que iban a correr por las estepas de Ucrania en auxilio de su amigo Zelenski, tan sólo fueron una pomposa mentira.
Un año después de convertirse en leyenda, Novak Djokovic (No-Vac No-Covid para los amigos) se convierte también en el tenista más laureado de la historia (su máximo rival, aunque lo empata en Grand Slams, no ha ganado ni un solo Torneo de Maestros). Lo logra, además, en Australia, para que la justicia divina resplandezca más hermosamente (y, como guinda del pastel, el filántropo genocida Bill Gates se hallaba en las gradas).
Al historiador y filósofo inglés Arnold Toynbee no le gustaba Rusia, sin embargo señaló que su expansión geopolítica siempre ha tenido un carácter defensivo. Los rusos intentan ampliar las fronteras todo lo posible, porque de lo contrario Rusia no está protegida ni del Oeste ni del Este. Por eso necesita zonas de amortiguación.
El conflicto entre Rusia y Ucrania seguirá siendo el punto álgido dominante para 2023, tanto en términos de resolución del conflicto como en la resolución de las consecuencias de seguridad para Europa.