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¿Egoísmo o debilidad? ¿Qué le impidió a Washington apoyar a sus aliados en la pandemia?

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
lunes 19 de abril de 2021, 16:00h

Las acciones de la Casa Blanca para apoyar a sus aliados europeos en la pandemia no pueden sino provocar interrogantes en las élites políticas, tanto en las leales a Estados Unidos como en las que se pronuncian de forma antiamericana.

Redacción

 

Las acciones de la Casa Blanca para apoyar a sus aliados europeos en la pandemia no pueden sino provocar interrogantes en las élites políticas, tanto en las leales a Estados Unidos como en las que se pronuncian de forma antiamericana.

Un país que se proclama líder mundial no sólo se ha aislado de sus socios, sino que se ha dedicado a ejercer presión sobre sus empresas farmacéuticas. El resultado ha sido un cierto crecimiento de los sentimientos antiamericanos, el pánico de las pequeñas potencias de no obtener vacunas en el volumen necesario y el definitivo cambio de la imagen de Estados Unidos de "salvador de todos" a "policía mundial" que no desprecia pequeños sobornos en su "territorio".

Cuando Donald Trump, que llegó al poder en enero de 2017, empezó a manifestar (y a ratificar con hechos) las tesis sobre las "exportaciones de seguridad" y los "intereses estadounidenses por encima de todo", muchos en Europa (y no solo en ella) respiraron con alivio. Parecía que la "exportación de la democracia" a nivel mundial había terminado y que en Washington empezaba a gobernar un hombre de negocios pragmático y dispuesto a entablar un diálogo comercial normal, tanto con sus aliados como con sus adversarios. Sin embargo, la pandemia de Covid-19 demostró al mundo que el "pragmatismo" de Estados Unidos va de la mano con la falta de profesionalidad de su sistema. En su afán de hacer frente a la enfermedad inminente, Washington primero se enemistó con la OMS y luego demostró su escasa capacidad para movilizar sus propios recursos para luchar contra la pandemia. Además, el mundo entero se convenció de que las afirmaciones de una serie de políticos estadounidenses sobre la insuficiencia del sistema nacional de salud son pura verdad. Ni siquiera el programa de seguro médico "Obama Care" lo habría salvado.

La pandemia resultó ser muy desagradable y dolorosa para la economía mundial. También dio origen a la "carrera de las vacunas" y a la correspondiente guerra de la información. Y las posiciones de Estados Unidos y del Reino Unido en esta carrera han sido muy débiles. Washington y Londres sabotearon prácticamente todos los acuerdos relativos al sistema COVAX que prevé la distribución de vacunas entre los países que no pueden producirlas por sí mismos. De hecho, ha sonado: "Lo sentimos, nosotros mismos no tenemos suficientes". Pero cuanto menos uniforme sea la distribución de las vacunas y la misma vacunación, más tiempo vivirá el mundo con las fronteras cerradas y sufrirá la recesión económica. Y curiosamente, el cambio de gobierno en los Estados Unidos no ha afectado especialmente a su política sobre la pandemia. Los intereses de Moderna siguen presionando contra otras vacunas más eficaces y baratas. La asistencia médica masiva a los países más necesitados no ha existido antes, ni existe ahora. Sin embargo, el entorno de Biden transmitió el mensaje de que la exportación de la democracia continuará. Aunque hay un pequeño problema. Ahora a Rusia - que despliega su producción de Sputnik por todo el mundo y ha conseguido ayudar a varios países afectados a pesar de sus limitados recursos - es algo más difícil de convertirla en un "imperio del mal".

En realidad, la aparente debilidad de EE.UU. a la hora de hacer frente a la pandemia no debe inducir a error. La medicina de élite en Norteamérica no es nada mala. Al mismo tiempo, los propios estadounidenses, a diferencia de los europeos, no están acostumbrados a la medicina social gratuita. Tanto Trump como Biden sólo necesitaron hacer pequeños pasos populistas para apoyar a la población. Y así se hizo: los más pobres recibieron 1.500 dólares cada uno. La Casa Blanca no vio ninguna utilidad en ayudar a los necesitados en el extranjero. Ya que, en primer lugar, la medicina europea es mejor, y en cambio África y América Latina pueden ser simplemente ignoradas. En segundo lugar, aunque los Estados Unidos hubieran enviado un cuerpo de médicos militares a Europa, no se habría podido detener la pandemia, mientras que el electorado nacional se habría enfadado por haberse quedado sin ayuda. En tercer lugar, si los estadounidenses repartieran sus vacunas en grandes lotes, ¿habría algún cambio importante en su influencia mundial? En absoluto. Washington ha invertido décadas en la construcción de una clase política obediente y controlable en toda Europa que no desaparecerá en ningún caso. Es mucho más conveniente para la Casa Blanca mejorar su imagen con maniobras militares y enfrentamientos con el "enemigo común", cuya imagen siempre puede ser creada. Así pues, el egoísmo basado en puros cálculos es la política de la Casa Blanca en la lucha internacional contra la pandemia. Y no cambiará dependiendo de quién ocupe la presidencia.