De burla infame cabe calificar la actitud del ministerio que dirige Morenés con respecto a la Reserva Voluntaria de las Fuerzas Armadas. En España, para cumplir con las indicaciones de la OTAN, se precisa disponer de una Fuerza Nacional de Reserva, formada y preparada, cuya columna vertebral deben ser reservistas voluntarios.
Precisamente, este 2013 se cumplen los primeros diez años de existencia de esta reserva militar y lamentablemente, no hay nada que celebrar. En primer lugar, la crisis económica ha impedido en los últimos tres años que se puedan cumplir las expectativas de convocatorias y de activaciones en las respectivas unidades para los reservistas. Los recortes presupuestarios han disminuido hasta la mínima expresión las activaciones anuales, con la falta de formación militar que necesitan los miles de voluntarios para poder ser operativos en caso de necesidad.
Pero siendo esto grave, no es lo peor. Da la sensación que de las covachas del Ministerio de Defensa ha salido una consigna amparada por un ministro inefable: eliminar o dejar en su mínima expresión la Reserva Voluntaria. Así, se ha aumentado la exigencia de cualidades psicofísica a unos niveles que por supuesto no se exige a los profesionales de la carrera militar. Y para colmo de la desvergüenza, han comenzado a ser expulsados reservistas por “incumplir” la cláusula de activación del Reglamento… cuando las activaciones solo las puede decretar el propio Ministerio. Una burla, en la que el ministro parece tomar por idiotas a todos los reservistas y, por extensión, a toda la opinión pública.
Comenta El Confidencial Digital al respecto:
“En 2011, cuando el Partido Popular preparaba su llegada al poder, el laboratorio de ideas del partido manejaba una serie de iniciativas en el ámbito militar que supondrían impulsar definitivamente la figura del reservista voluntario. Un colectivo que actualmente supera los 5.000 integrantes.
El plan, según supo por aquel entonces El Confidencial Digital, era situar a España en la senda de otros modelos de reservismo como el estadounidense, con un alto componente de formación y preparación y una compatibilidad total con la vida laboral civil del reservista voluntario. Según las fuentes interpeladas en aquellos días por ECD, el problema era el presupuesto cada vez más exiguo de Defensa, aunque desde el PP se confiaba en poder encontrar soluciones”.
Pero Morenés ha conseguido un nuevo éxito: que la situación de la Fuerza Nacional de Reserva sea una catástrofe en consonancia con el resto de la política de Defensa.
No se activa a los reservistas. En algunas unidades desde hace dos y tres años, se han eliminado los cursos de formación, no se pagan los transportes a destino, desde las Delegaciones de Defensa se obstaculizan actividades de cultura de defensa que surgen por iniciativa de los propios reservistas, proliferan los “errores” a la hora de las renovaciones, y se ha llegado al esperpento de dar de baja a reservistas por “no realizar el reconocimiento médico… al que nunca se les citó (lo ocurrido en Sevilla es, como diría el castizo, de traca). Por supuesto, las autoridades civiles y militares declinan participar en acto alguno de los reservistas y el desprecio a la actividad de las asociaciones de reservistas da idea de las “preocupaciones” de los que “dirigen” el MINISDEF. Un dato, el presupuesto para 2013, para activación y formación de reservistas cayó hasta los 2,3 millones de euros, la mitad del presupuesto con que contaban en 2012.
A esto hay que añadir los ya “eternos” problemas de la Reserva Voluntaria, a los cuáles Morenés, no ha dado una sola solución. Ni una. Problemas como la conciliación con la vida laboral del reservista, que queda a merced de decisiones empresariales, o las implicaciones de las activaciones en la vida laboral, a efectos de subsidio de desempleo o pensiones de jubilación.
Consultada la Asociación de Reservistas Españoles (ARES) a este respecto, aseguran que están solicitando audiencias con mandos competentes de Defensa para pedir una moratoria para esta medida, con el fin de evitar expulsiones injustificadas.
Aunque mucho nos tememos que para empezar a solucionar éste y los otros muchos problemas de la Institución Militar, habría que depurar un Ministerio convertido en un mercadillo moruno.